Así como lo esta leyendo, resulta en los últimos meses Post inicio de la pandemia hemos recibido varios e-mails con temas similares al que les vamos a contar en esta nota, ponga mucho cuidado no vaya usted a ser víctima de la Mcfia-Nostra.
Así como si se tratara de una historia de familias italianas radicadas en New York, se han venido dando situaciones irregulares en los diferentes restaurantes Mc Donalds de Costa Rica, cosas que para muchos de ustedes pueden parecer inocentes pero por detrás hay toda una legista que espanta.
Desde el inocente corrame el carrito hacia adelante y me espera en la primera marca, el no preguntar si desean pajilla, el esconder juguetes de la cajita feliz disponibles para guardarlos para sus empleados hasta el si quiere salsa se la tenemos que cobrar.
Aquí les vamos a explicar el porqué de cada trumbique y como ganan ellos al respecto.
Córrame el carrito hacia adelante y me espera en aquella marca:
Esta tecnica arratada se utiliza para 2 cosas la primera es que en cada ventana hay un marcador de vehículos que le indica a la compañía si los trabajadores están realizando las entregas de manera eficiente, lo que dejaría en evidencia que los empleados de la linea de comida se están rascando los vohues y por su parte también genera una marca de tiempo por vehículo que les acumula tiempo y así hacen concursos entre los diferentes turnos y restaurantes para ver cual es el mas eficiente.
Pues esto no solo es hacer trampa sino que también incomoda a los clientes pues tienen que estar esperando con la nuca torcida sus alimentos, sin contar que no se le da el tiempo al cliente de revisar su orden y hacer un reclamo, para lo que si usted necesita reclamar debe bajarse de el vehículo o bien volver a comenzar la fila y perder mas tiempo, UN COMPLETO IRRESPETO para los clientes.
La Pajilla:
El nuevo timo es quitar la pajilla aduciendo que son amigables con el ambiente, la peor tontera desde que se escuchó la campaña de gobierno del PAC.
Pues el resto de productos generan una cantidad inimaginable de basura, pero esto lo hacen con un propósito y este es recortar gastos que para ellos son significativos, pero te cuento un secreto el precio de la pajilla ya viene incluido en tu combo.
No solo te la cobran y no te la dan sino que también te hacen pasar un mal rato pues si usted anda en vehículo ponerse a tomar de un vaso endeble de cartón en las calles de nuestro país es como correr cuesta abajo con un pichel sin tapa lleno de aguadulce.
El Negocio de los juguetes de la cajita feliz:
Para muchos pueda que esto suene inocente, pero detras de las diferentes colecciones de juguetes que emite el restaurante hay una red de empleados dispuestos a guardar, esconder y negar sus existencias al cliente que llega a tiempo a conseguirlos.
La fiebre de los niños por dichos juguetes es tal que muchos padres se comunican con miembros de esta red para conseguir por encargo el preciado oro plástico que tendrá a sus hijos queditos por al menos un par de horas.
En algunos casos no los echan en la cajita y poniendo cara de bobos se disculpan cuando los atrapan, con la trillada frase «Ay que pena, disculpe! que disfrute su comida». pero todos sabemos que existe un mercado negro para todos estos muñequitos donde cada uno gana su parte.
La famosa McSalsa
Curiosamente todas las anteriores irregularidades han abierto un portillo para que lleguemos a esta última frase: «La salsa se la cobramos por aparte», en muchas de las ordenes que ellos entregan diarias de nuggets de pollo y que representan una considerable parte de las ordenes del día, los clientes no reclaman la salsa faltante porque ya cruzaron la ventanilla del restaurante y que pereza devolverse, pero la salsa fue cobrada.
Lo que es realmente escalofriante es que te ponen una sonrisa y dicen que el cliente lo que pida pero cuando le pides salsa para tus nuggets te la cobran.
Detrás de toda esta red de Mc Salsas hay un puñado de familiares que esperan con ansias las cuentas del día para acompañar las tortillas del mayoreo con salsa barbacoa o bien esa carnita del domingo con saliste patrocinada por algún pendejo que olvidó su salsa en el restaurante y le dió pereza volver.
